A nivel turístico hay dos actividades principales que se
pueden disfrutar en Real de Catorce, una tiene lugar en el pueblo y la otra en
sus montañas. Antes de ir al punto, cabe mencionar que el lugar es muy
tranquilo y no ofrece vida nocturna, es ideal para descansar y reponerse del
estrés de la ciudad, se podría muy bien definir curativo; por eso la actividad
de caminar es sin duda la más importante. Los paisajes son maravillosos y en
poco más de una hora de camino se llega al cerro Quemado, lugar sagrado para
los Huicholes y de encantadora belleza. Desde ahí se goza de una vista
maravillosa de la sierra y del bajío, que compensa abundantemente el esfuerzo
realizado. Y eso es nada más uno de los muchos recorridos que se pueden
disfrutar; otro muy interesante es la visita al "pueblo fantasma",
arriba del túnel Ogarrio y pasando por la mina de Concepción. Ahí se encuentran
las ruinas de lo que antaño fue un lugar destinado para todo material que
utilizaba la compañía minera para sus labores como calderas, molinos, almacenes
de herramientas y demás, siempre disfrutando de un panorama inolvidable y
regenerador del espíritu. También hay la posibilidad de rentar caballos y así
ahorrarse el esfuerzo y disfrutar igualmente de las montañas del Real. La
actividad relacionada con el pueblo es la de visitar los lugares históricos,
que en seguida vamos a mencionar, y pasearse por sus empedradas calles y gozar
de la mágica atmósfera que ofrece el lugar.
EL PALENQUE
A una cuadra de la plaza Hidalgo hacia el norte. Es una arena
para las peleas de gallos construida al estilo de un anfiteatro romano. El
lugar nos proporciona de una excelente acústica y es muy sugestivo, por lo que
con frecuencia hay eventos culturales, musicales o políticos.
El edificio no es el original, pues el primero, hecho de material perecedero, estaba ya construido en 1789. Años más tarde, en 1805 el señor Ward, embajador de Inglaterra, narró que cuando estaba hospedado en el pueblo de Venado, camino hacia Catorce, no lo dejó dormir el ruido de los gallos entrenados ahí para pelear en los festejos navideños de Catorce. Hacia 1863, el empresario Diego González Lavín, en la época de esplendor, construyó un nuevo palenque de piedra excepto las gradas, hechas de madera. En 1977, se hicieron arreglos por orden del Ayuntamiento. El ruedo fue reconstruido y el graderío se levantó de piedra.
El edificio no es el original, pues el primero, hecho de material perecedero, estaba ya construido en 1789. Años más tarde, en 1805 el señor Ward, embajador de Inglaterra, narró que cuando estaba hospedado en el pueblo de Venado, camino hacia Catorce, no lo dejó dormir el ruido de los gallos entrenados ahí para pelear en los festejos navideños de Catorce. Hacia 1863, el empresario Diego González Lavín, en la época de esplendor, construyó un nuevo palenque de piedra excepto las gradas, hechas de madera. En 1977, se hicieron arreglos por orden del Ayuntamiento. El ruedo fue reconstruido y el graderío se levantó de piedra.
TÚNEL OGARRIO
Paradójicamente, justo antes de terminar la última época de
oro de Catorce, se inauguró el Túnel Ogarrio, que acortó considerablemente la
distancia entre el Real y el costado oriente de la sierra donde se ubican
numerosas bocaminas, como Santa Ana, El Refugio, Boqueiro y Ave María. Facilitó
el transporte de los minerales a las haciendas de beneficio de Potrero, Cedral
y Matehuala, situadas en la planicie oriental. Ogarrio, es el nombre del pueblo
natal de la familia De la Maza, localizado cerca de Santander, en el norte de
España; fue el señor Irizar, administrador de los bienes de esa familia, quien
se lo dio al túnel. Él y su hijo Roberto lo diseñaron y construyeron; se
aprovechó la parte excavada del socavón de Dolores y se reorientó hacia Real de
Catorce. Por dentro se instaló un doble tranvía tirado por mulas que
transportaba el mineral de la veta de San Agustín y los pasajeros de Catorce.
La inauguración fue muy rumbosa, en ella se rindió honor a don Vicente Irizar,
promotor de todos los adelantos mineros realizados en esos cincuenta años en
las minas de San Agustín y Santa Ana, y coronados por el Túnel Ogarrio. En
enero de 1982 se colocó el piso actual y el alumbrado gracias al gobernador del
estado Carlos Jonguitud Barrios.
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